La violencia hacia las mujeres es más que visible. En 2017, 49 mujeres y ocho hijos de éstas fueron asesinadas. Son datos que ya no nos escandalizan.
Hola, soy Ester y trabajo en Agencia Touché. A la mayoría nos repugnan no sólo los asesinatos, sino cualquier tipo de violencia física. Pero también hay otras manifestaciones que no se ven o que están ‘socialmente aceptadas’ llamadas micromachismos. Según Luis Bonino (Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid) los micromachismos son prácticas de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana.
En la agencia llevaban tiempo pensando en una campaña de concienciación contra la violencia de género. Al incorporarme al equipo (octubre 2017) pude formar parte de una acción que tenía como objetivo que la gente se parase a pensar. Para Touché no era la primera campaña sobre este tema. Se buscaba sintetizar el machismo tan arraigado en nuestra sociedad con un concepto fácil de entender, como son los chistes machistas. Hay estudios que demuestran que la violencia hacia la mujer y el humor están ligados. Esto no quiere decir que quienes cuentan o se ríen de un chiste machista sean maltratadores pero, en cierto modo, sí se convierten en cómplices al normalizar la vejación hacia la mujer.
La misma semana de mi llegada a la agencia me presentaron la idea. Reconozco que al escucharles me dio un vuelco el estómago. Como mujer y como persona concienciada con el tema ¡era la pura realidad! Esos chistes machistas que todos conocemos son el claro reflejo de la violencia machista y de la sociedad. Coincidimos en que había que desarrollarla para que los zamoranos nos diéramos de bruces con el problema. ¡No se puede mirar para otro lado! Así que nos pusimos manos a la obra: había que darle forma.
Lo primero que desarrollamos fueron los mupis. Elegimos tres chistes muy explícitos de violencia machista. El diseño tenía que ser sencillo: sobre un luto negro se leía el chiste en color blanco, empleando una fuente legible y ‘bold’. Tenían que llamar la atención. Tenían que medir el grado de tolerancia hacia la violencia. Tenían que hacer que la gente se estremeciera por dentro, que emplearan unos segundos de su tiempo en reflexionar sobre la violencia hacia las mujeres. A continuación, y con menor tamaño, la explicación y claim de la campaña “La violencia hacia las mujeres no es un chiste. No seas cómplice”, resaltando “no es un chiste” también en negrita.
La campaña no podía quedarse en unos carteles. Tenía que dar más de sí, llegar a más gente y ser redonda. Entonces recordamos el speakers’ corner de Londres y con ello surgió la idea de un monologuista que recorrería las calles de Zamora, el sábado 25 de noviembre, contando chistes machistas, subido en un cajón, normalizando esas actitudes denunciables. Una vez que atrajera la atención del público explicaría detalles sobre la violencia hacia las mujeres, sobre el machismo y el micromachismo, contaría casos de maltrato, de desigualdades… En definitiva, subrayaría el concepto de que todo esto no tiene gracia. Con esta acción pretendíamos generar movilización ciudadana en las calles invitando a la reflexión, poniendo el foco sobre el lado más cotidiano del problema. El mensaje se apoyaría con camisetas, chapas y pulseras para transmitir que Zamora está radicalmente en contra de la violencia hacia las mujeres.
Con la campaña ya diseñada, llegó la hora de presentarla al Ayuntamiento y a la Comisión de Igualdad (formada por todos los partidos políticos, concejales no adscritos y algunas asociaciones de mujeres de la ciudad). La idea fue aceptada y tuvimos luz verde para llevarla a cabo.
El día de la presentación ante los medios (martes 21 de noviembre) me sentía orgullosa de la campaña y del equipo del que formaba parte. Fui a la rueda de prensa acompañada de David. Al entrar notamos enseguida dedos acusadores. La tranquilidad con la que iba poco a poco se fue convirtiendo en nervios, algo estaba pasando. Miembros del Ayuntamiento se acercaron a nosotros para ponernos sobre aviso de lo que en cuestión de poco tiempo iba a ocurrir. La sala estaba repleta de periodistas de diferentes medios. Era mi primera rueda de prensa. La concejala, Laura Rivera, explicó la campaña y después llegó mi turno, el momento de explicar su porqué y sus objetivos.
En menos de una hora había terminado. Al salir algunas mujeres se nos acercaron para criticarnos, ya no a la campaña sino a nosotros. Otras salieron en nuestra defensa. Desde el minuto uno teníamos claro que desde la agencia no hacíamos política ni queríamos entrar en rivalidades partidistas. A mediodía los medios nacionales ya se habían hecho eco de la campaña. Algunos contactaron directamente con nosotros: programas de televisión y de radio nos invitaron a “tertulias”, pero rechazamos participar porque nuestro trabajo no era polemizar. La campaña estaba en la calle y se “defendía” por sí misma.
Durante toda la semana recibimos cientos, tal vez miles, de insultos, ataques y críticas. Algunas de ellas podrían entenderse como constructivas, pero la mayor parte eran ataques injustificados apoyados en la ‘virtualidad’ y anonimato de las redes sociales. Los mensajes se publicaban en diferentes medios de comunicación y ¡llegó incluso hasta el Senado! Pero también recibimos felicitaciones y halagos, sobre todo desde el mundo profesional de la comunicación y publicidad, que nos apoyaban, que demostraban que el objetivo de la campaña aprobado por el Ayuntamiento estaba funcionando.
El jueves (23 de noviembre) desde la Concejalía de Igualdad nos comunicaron que la segunda parte de la campaña (acción en la calle del monologuista) no se podía llevar a cabo. El ambiente estaba enrarecido y no era apropiado una exposición pública que tal vez degenerara en más malentendidos. Nosotros ya contábamos con esa probabilidad. Estábamos barajando diferentes planes alternativos. Por otra parte, los ocho carteles (repito: ocho carteles) ya estaban en la mente y en la boca de media España.
En Touché pensamos que la campaña no podía terminar así, tenía que ser redonda. Cada día pensábamos cómo desarrollar un plan B. Tenía que englobar la segunda parte en otros carteles y ser adecuada para el momento que estábamos viviendo. Tras horas de debate interno creímos dar con la clave. Contactamos con el Ayuntamiento y, una vez más, volvió a confiar en nosotros. La noche del 24 al 25 de noviembre, horas antes de que tuviera lugar el acto oficial con todos los representantes públicos, se cambiaron los ocho mupis. Había un pensamiento común: jamás se había debatido sobre la violencia machista como hasta ahora y el día contra la violencia hacia las mujeres se había convertido en la semana. Eso era lo realmente importante.
La mañana del 25 de noviembre llegó. El negro dio paso al blanco con nuevos diseños sobre los mupis de Zamora, que redondeaban la campaña.
Desde nuestro punto de vista, la acción fue un éxito porque se alcanzó en gran parte los objetivos que se perseguían desde un principio:
- Hacer visible la violencia hacia las mujeres en toda su crudeza, porque así es como la propia violencia actúa contra ellas.
- Medir el grado de tolerancia de la sociedad hacia la violencia.
- Invitar a la reflexión individual y colectiva sobre este drama social.
- En la medida de lo posible, intentar modificar una conducta social que aprueba un comportamiento determinado de violencia hacia las mujeres como son los chistes machistas.
Acudimos a la manifestación y fuimos felicitados. Parecía que, finalmente, se había comprendido nuestra idea. Eso sí, el 25 de noviembre acabó, ¿y ahora? ¿Vamos a seguir siendo cómplices de la violencia hacia las mujeres?
#JeSuisToouché
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Los cientos de noticias que inundaron los medios y las redes multiplicaron exponencialmente el alcance de la campaña. Aquí algunos de ellas:
Elperiodicodecastillayleon.com
Yonosoyunainfluencer.blogspot.com.es