Ya conocemos el spot de la campaña de la lotería de navidad. Un anuncio que ha levantado aplausos y polémicas a partes iguales. Es cierto que el spot cuenta con una realización envidiable y con un actor protagonista muy bien seleccionado, pero quizá se trate de un guión un poco previsible, facilón y que busca la emoción por la emoción, lo que traducido al español común no es más que la búsqueda de la lágrima fácil.
Pero… ¿funciona el anuncio? Sí, parece que ha funcionado bien y muchas personas han hablado de él estos días en las calles y en las redes sociales, con tono irónico y divertido, pero también con cierta seriedad. No en vano, uno de los ideólogos de este proyecto, el director de fotografía encargado de la maqueta ganadora, no fue contratado por la productora que realizó el trabajo. Este asunto incendió las redes sociales.
El equipo de Estudio Chimeno disecciona esta pieza desde varios puntos de vista.
Sr. Chimeno: “notable bajo para una campaña de un alcance extraordinario”
Dos valoraciones, porque la óptica del profesional difiere de la del público. Como publicista, le pongo un 5. Más que un spot veo un briefing animado aportado por el cliente: mensaje claro, directo y fácil de entender para una gran mayoría. Correcta ejecución, producción aceptable, casting válido, etc. Ningún sobresaliente, pero tampoco ningún suspenso. Como espectador, mi nota sería de 9. Porque cala, polemiza, viraliza, da que hablar, gusta, disgusta, aborrece, encanta, fascina, emociona, repudia… Es decir: LLEGA. Es un spot efectivo que, apoyado por un plan de medios con muchos ceros, se le suma la notoriedad de la polémica. Con esto, resulta una media de 7, notable bajo para una campaña de un alcance extraordinario.
Sr. Toranzo: “Antonio, menos mal que te tocó la lotería”
Antonio, menos mal que te tocó la lotería, macho, porque con esas faltas de ortografía en el escaparate tenías que tener menos éxito que Sergio Ramos en una biblioteca.
Sr. Coscarón: «No sé si existen tan buenas personas como el conocido Antonio«
El anuncio de Navidad siempre busca poner en alza el espíritu de esa época: amor, corazón, amistad… Bueno salvo algunas excepciones (véase el anuncio del año pasado). Este año han jugado con algo que, seguro, le ha ocurrido a muchas personas ¿Ficción o realidad? No sé si existen personas tan buenas como el conocido “Antonio”. No importa, porque al final el mensaje llega al espectador, emociona. ¿Objetivo cumplido? Para mi sí. Todo el mundo, para bien o para mal, habla del spot. Es uno de los momentos, unido al spot de Freixenet, que para mí marcan el comienzo de la Navidad y siempre tendrá detractores.
Pero no fomenta el consumo, que es lo que busca el cliente… Tengo dos opiniones:
1- juegan con el hecho de la mala situación económica del país, pero poniendo en valor la buena fe de las personas.
2- Si Antonio le regaló un décimo a Manuel, quién dice que “Manuel” no tenía un décimo comprado para Antonio.
Sr. Refoyo: “la polémica sólo pone en evidencia el estado de la profesión”
Varias agencias son convocadas para participar en un concurso. El premio: casi un millón de euros para realizar la campaña. ¿Y si no ganas? Horas de trabajo tiradas a la basura y dinero invertido en profesionales que no se recupera. Lo lógico sería establecer un precio mínimo para participar en estos concursos, de manera que se premie el trabajo. Que ocurran casos como el de Jon Díez Domínguez solo son la consecuencia de un sistema que no valora la creatividad ni las ideas. La actitud de Leo Burnett y de la productora encargada no ha ofrecido transparencia ni información y, de puertas afuera, tengo la sensación de que no han obrado correctamente. Si participas en un concurso de manera gratuita, lo mínimo exigible es que te llamen para realizar el trabajo final si la opción con la que concurres resulta ganadora. Ya es bastante triste trabajar gratis por si acaso, ¿no?
Sr. Peláez: “no hace falta que compres mi producto, guarda tu dinero”
En mi opinión todo está en el mensaje. Si el mensaje no convence mejor no seguir analizando. Y el mensaje es “no hace falta que compres mi producto, guarda tu dinero y reza para que tus colegas no sean seres sin corazón”. Yo lo siento pero a no ser que ese “no compres mi producto” sea una calculada estrategia efectista de publicidad rompedora, me parece que no se puede presentar al cliente.
Vaya por delante que la lágrima fácil, el espíritu buenrollista y la alargada sombra de Paulo Coelho que perfuma todo el spot están muy logrados (si es que todo esto se puede considerar algo positivo). Se podría haber recurrido a un par de cachorros abandonados siendo alimentados por un niño pobre con muletas en el camino del protagonista hacia el bar, pero se ve que los escrúpulos que la agencia no tuvo a la hora de plantear el anuncio afloraron cuando decidieron los contenidos finales.
Vamos, que si este anuncio fuera una película, sería “El diario de Noah” y no se me ocurre peor crítica. Populista, fácil y con un desastre en la dirección de casting (¿alguien se cree a la mujer-hippie?).